Durkheim y su estudio sobre los diferentes tipos de suicidios en la sociedad.
El paso del tiempo en la humanidad también vino acompañado de la evolución racional del ser en cuanto a la vida cotidiana. Desde hacer fuego con dos piedras hasta crear un lenguaje inteligente en un paradigma de la realidad y lo virtual, que ya demuestra que hemos creado otro mundo, es decir, el mundo virtual.
Ante esto, no podemos obviar los problemas que ha tenido esta sociedad en los últimos siglos, y ni hablar de la historia, que pasó de estar conformada por pequeñas ciudades a grandes urbes según el momento histórico, las creencias y todas aquellas cosas que dieron protagonismo ayer y hoy. Las cosas cambian, y somos parte de un momento histórico donde la comunicación en todo el mundo, excepto en Rusia, Corea del Norte o China, establece un mundo separado en diferentes vertientes comunicativas. Y ni hablar de la comunicación híbrida, como en Sudamérica, Europa Central y Occidental, y los países Árabes.
La sociedad del suicidio, con la influencia de la sociedad en el individuo, como muy bien demuestra Durkheim en su libro El suicidio (1897), expone los saltos al vacío existencial del ser en cuanto al castigo propio para continuar con su vida o elegir uno de los cuatro caminos, con su excelente explicación sobre el suicidio: suicidio egoísta, suicidio altruista, suicidio anómico y suicidio fatalista.
Evoca a la sociología como ciencia para identificar patrones y causas sociales en fenómenos que suelen considerarse individuales, según la sociedad y el tiempo/espacio.
Según el contexto de la sociedad, sus alineamientos, la historia o la economía, se define cómo será el paradigma del lugar. Esto hace que quienes enfrentan problemas en una región, al ajustar sus gustos y costumbres, acompañadas del bienestar social, encuentren la vida un poco más fácil. Los experimentos sociales sobre el comportamiento de los individuos, según el momento, las pasiones políticas y el sacrificio por una causa, también determinan, según el momento, la decisión de llevar a cabo el suicidio.
Ir a pelear en la guerra, saltar al vacío, ahogarse y otras acciones similares hacen que el individuo se replantee a sí mismo si no obtiene apoyo psicológico, lo que puede llevarlo a esos extremos. Podemos hablar de muchos casos individuales que definen el hecho.
Con esto, finalizo con la idea de Durkheim sobre el suicidio:
Durkheim identifica que el suicidio se relaciona con el grado de integración y regulación social. Por lo tanto, las soluciones para reducir las tasas de suicidio estarían relacionadas con mejorar estos aspectos en la sociedad:
Fortalecer la integración social: Según Durkheim, un alto grado de integración social, como el que se ve en comunidades unidas o en grupos religiosos, puede proteger a los individuos contra el suicidio. Promover una mayor cohesión social, creando lazos más fuertes entre los miembros de la comunidad, puede reducir la incidencia de suicidios. Esto podría incluir fomentar la participación comunitaria, la solidaridad y el apoyo mutuo.
Aumentar la regulación social: El suicidio anómico, según Durkheim, ocurre cuando la sociedad carece de normas claras, especialmente en momentos de crisis económica o social. Para combatir esto, es necesario fortalecer las normas sociales y los mecanismos de regulación que guían la conducta de los individuos. Establecer políticas que brinden estabilidad económica y social, así como un marco claro de normas, podría ayudar a reducir el riesgo de suicidios.
Promover un equilibrio entre autonomía e integración: Durkheim también reconoció que una excesiva integración o regulación podría llevar a tipos específicos de suicidio, como el suicidio altruista o el suicidio fatalista. Por lo tanto, es importante encontrar un equilibrio, permitiendo a los individuos tener autonomía y al mismo tiempo sentir que son parte de una comunidad.